Cada día que llega la hora de comer, si estás en la casa de
tus padres, habrás observado que se repite un ritual sagrado desde antes de
acordarte. En mi caso, mi madre hace la comida ( a veces el padre ayuda). Mi
hermana y yo ponemos casi toda la mesa y Juan , el más pequeño pone un par de
cubiertos. El pan en el centro , y cada uno a su sitio.
Juan papá
Irene Yo
Yo suelo servir el agua a todos, y el pan, pidiéndose el pico
el más afortunado. Mamá pone la comida en el plato. Las que mejor vemos la
televisión somos mi hermana y yo, Juan tiene que girar la cabeza y a mamá le da
igual no verla. Después de unos 20 minutos después, recogemos entre todos la
mesa. Mamá y papá se quedan en los sofás, Irene y Juan a sus cuartos y yo en el
cuarto de mis padres, donde hasta la perra sabe cual es su sitio.
De hecho, este ritual , si algún día no se cumpliera a raja
tabla ( descontando que entre mi hermana y yo a veces nos cambiamos el sitio) ,
sería preocupante. Seguimos unas jerarquías, unos tiempos y actitudes
rutinarios en nuestra propia casa. Pasa la casa a ser una sociedad bastante
completa en el que cada uno tiene su papel.
Imagino que en casas ajenas a la mía la cosa no es muy
dispar. Los padres suelen ser los soberanos, pasando al primer hijo como “príncipe
heredero”, que también goza de vez en cuando de algún privilegio de padre.
El hermano mediano pasa a ser la plebe, el pueblo trabajador
y desfavorecido, porque nunca será el sucesor de los mandamás de los padres.
Este sujeto en realidad, es el que de peor postura goza. No tiene la relevancia
que se le da al hermano mayor, castigado muchas veces a seguir su sombra. Y tampoco
tiene la gracia y la bendición divina; como en el hijo pródigo, fábula de la
Biblia, es el pequeño el que es honrado y celebrado por todo lo alto. Está en
un medio que no le deseo a nadie.
Y el hermano pequeño
pasa a ser esa parte de la sociedad ultrafavorecida, en la que no está muy
claro su labor en ella, pero tiene la suerte de haber sido el Benjamín, y
aunque le preceden otros dos hermanos, a veces disfruta de comodidades propias
del padre.
`cuando seas padre comerás huevos….´ quiere decir, ser padre
otorga el derecho a elegir la mejor parte de pastel de carne y a la última
patata.
No quiero escribir como extrapolaría lo que pasa en las
comidas a el ámbito familiar en general…
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